viernes, 30 de mayo de 2008

El PER

Conceptualmente el PER es un ratio sencillo : Precio de la acción/Benefico de la Acción.

¿Qué es el PER? El PER no es más que lo que estamos dispuestos a pagar los inversores por una acción. Un día estaremos dispuestos a pagar 19 veces el Beneficio y otro día estaremos dispuestos a pagar 32 o 10 veces.
¿Qué no es el PER? El PER no es un indicador de valor. Es incapaz de decirnos el valor de la compañía analizada.
El valor intrínseco de una empresa viene a ser el valor presente de los cash flows futuros. Ese es el valor intrínseco de una empresa (acción) y de cualquier otro activo financiero.
El PER no nos habla, pues, de valor. El PER es pura psicología de mercado pero nunca un indicador de valor.

Las fórmulas matemáticas del PER usan diversas variables, todas ellas tienen en común es que intentan (sin éxito) responder a la pregunta sobre : ¿Qué elementos determinan el precio que los inversores están dispuestos a pagar por una acción?. Estas formulas fallan porque 1) intentan dar sentido racional y objetivo a algo absolutamente irracional y subjetivo: el comportamiento de los inversores y 2) intentan unificar unos criterios que no se pueden unificar. Dicho de otro modo, intentan crear una fórmula que pueda ser aplicada a todas las empresas (sin tener en cuenta su tamaño, fase del ciclo de vida, calidad financiera, riesgo operativo, aspectos cualitativos, valor de los intangibles...) como si todas fueran de la misma naturaleza, cuando, en realidad, no hay dos empresas iguales ni dentro del mismo sector.Con estas dos premisas en la cabeza, el PER se utiliza mal. Los errores más graves a la hora de utilizar el PER son dos: 1) “la empresa con el PER más bajo del sector es la más barata” y 2) “en general, las empresas con PER más bajo son más baratas que las empresas con PER más alto”. Son las formas más comunes de utilizar el PER y las dos tienen los mismos errores conceptuales: utilizar el PER como indicador de valor y tratar empresas distintas como iguales. La única información que esta forma de utilizar el PER nos proporciona es que “en la empresa XXX los inversores están dispuestos a pagar 12 veces el rendimiento de la acción mientras que en la empresa YYY del mismo sector, los inversores están dispuestos a pagar 20 veces”. Nadie habla de caro o barato.Así que tenemos que utilizar el PER de otra forma. Para ello, lo primero que tenemos que hacer es ponernos delante del espejo y preguntarnos: “tú, como inversor, ¿cuándo estás dispuesto a pagar más (que no más caro) por un activo financiero (el que sea)?” Los inversores de renta fija lo tienen bien claro: cuanto mayor riesgo tenga un bono, menor precio estaré dispuesto a pagar por él. La palabra clave es RIESGO.Si partimos del riesgo de la empresa, como hacen los bonistas, para determinar cuánto estamos dispuestos a pagar por la empresa XXX, habremos cambiado de forma radical el enfoque de inversión con el PER. Lo que tenemos que hacer en enfrentarnos a la corriente mayoritaria de usuarios del PER, cuya palabra clave es CRECIMIENTO. La mayoría parte del ganar, mientras que nosotros partimos del no perder. Son planteamientos totalmente distintos.¿Cómo medimos el riesgo de la empresa? De una forma muy sencilla y complicada al mismo tiempo. La parte sencilla es estimar el riesgo financiero. Con la información de las cuentas anuales y ciertos conocimientos de contabilidad, podemos hacernos una idea del riesgo financiero de una empresa. La parte complicada es estimar el riesgo operativo. Digo que es la más complicada porque tenemos que valorar los aspectos cualitativos de la empresa, analizar su rentabilidad y subsistencia y compararlos con la rentabilidad y subsistencia de los aspectos cualitativos de la competencia. Es un método poco atractivo porque requiere mucho trabajo y muchas horas de lectura.Con esto ya hemos solucionado los dos problemas del uso convencional del PER. Para nosotros el PER ya no es un medidor de valor y tampoco una medida común a todas las empresas. Al estudiar los aspectos cualitativos ya le estamos dando un aire “personalizado” al PER que, que nos va a proporcionar varios metros de ventaja sobre los otros inversores de uso convencional del PER.Naturalmente, como los bonistas, cuanto menor riesgo total (financiero + operativo) tenga la empresa, más estaré dispuesto a pagar = mayor PER tendrá la empresa. Dicho de otro modo (y para que se aprecie el cambio de forma de pensar que ofrece este planteamiento) ahora las empresas de mayor PER no tienen por qué ser las más caras o las menos atractivas; son, simplemente, las empresas que por unas razones u otras los inversores están dispuestos a pagar más por ellas.

Partiendo de nuestra definición de PER como buscador de empresas de bajo riesgo, lo que tenemos que hacer es analizar los distintos tipos de empresas por nivel de riesgo y establecer en qué empresas el factor crecimiento pesa más sobre el PER (empresas normalmente sobrevaloradas) y en qué empresas pesa más el factor RIESGO (empresas equivocadamente tildadas de “sobrevaloradas”). Vamos a centrar la explicación en el riesgo operativo pues la parte de riesgo financiero es mucho más sencilla. Recordad que a mayor riesgo (financiero u operativo) menor PER.La medida principal de riesgo operativo es la ventaja competitiva y su sostenibilidad. Cuanto mayor sea la ventaja competitiva y su sostenibilidad, menor riesgo operativo tendrá la empresa y mayor PER tendrán sus acciones. Esto es porque cuanto menor sea el riesgo de una empresa, más estaremos dispuestos a pagar por sus participaciones.Cuando una empresa tiene una ventaja competitiva muy fuerte, sus ingresos están casi asegurados. Por otro lado, cuanto más expuesta al ciclo esté una empresa, mayores serán las variaciones de sus beneficios y, por tanto, mayor será su riesgo operativo. Lo que el inversor no quiere en ningún caso es que los beneficios de sus empresas sufran grandes oscilaciones y, por tanto, cuanto mayores oscilaciones sufra menor será su PER. Por otro lado, cuanto más predecibles y estables sean los beneficios y los cash flows al accionista, mayor será el PER (los accionistas, como los bonistas, están dispuestos a pagar más por empresas de menor riesgo).Las aseguradoras, por ejemplo, son empresas con bajísimas ventajas competitivas. Los productos que ofrecen unas compañías y otras son los mismos y por ello las guerras de precios son muy habituales. Además, tienen bastante componente cíclico y buena parte de sus retornos están muy ligados a la evolución de los tipos de interés. Por todo ello, el PER medio del sector USA es de 10,40 veces. Dentro de este sector, hay empresas que se han logrado diferenciar por su tamaño, por su rentabilidad o por la calidad de su directiva y que por ello tienen un PER superior al del sector.

Es ridículo comparar el PER. El PER por sí mismo no dice nada. ¡Nada!Entonces, ¿nos ponemos a comprar como locos acciones de PER alto? Naturalmente que no. Pero tampoco debemos evitar una empresa de alta calidad sólo porque su PER parezca alto (dentro de unos límites). ¿Qué hacemos entonces? Valorar la empresa y ponderar sus riesgos.Valorar consiste en calcular el valor presente de los cash flows futuros. Para ello es fundamental estimar el valor de los aspectos cualitativos de la empresa. En segundo lugar tenemos que estimar el riesgo total de la compañía. Estudiamos otra vez sus aspectos cualitativos y añadimos el estudio pormenorizado de sus cuentas. Comparamos los resultados con los del sector y ya estamos listos para tomar decisiones.Lo que tenemos que hacer es: “partiendo de un valor intrínseco de $X por acción y un nivel de riesgo total Y, ¿estamos dispuestos a pagar un PER Z?” Si la respuesta es sí, se compra. Si la respuesta es no, hay que esperar a un PER más bajo. Como veis, el PER es el último paso, no el primero. Hemos cambiado por completo la forma de utilizar el PER y lo hemos hecho yendo a su esencia.El problema de esta forma de actuar es que no hay fórmulas matemáticas ni atajos rápidos que nos permitan encontrar las empresas más infravaloradas. Lo siento, esos atajos si existen no funcionan. Una simple fórmula no va a resolver nuestros problemas financieros .

Michael Porter da un tirón de orejas a Chile por su complacencia económica

El académico de Harvard cree que Chile ha perdido competitividad, no sabe cuál es su estrategia y se compara con sus vecinos mientras su competencia real le saca ventaja.
Michael Porter, el experto en administración de empresas más conocido del mundo, dibujó ayer en Santiago ante una audiencia de ejecutivos y empresarios un Chile retrasado tecnológicamente, dependiente sólo de sus recursos naturales y con un capital humano que "da miedo" por su pobre desempeño.
Según Porter, quien expuso en un evento organizado por la Universidad del Desarrollo y el Diario Financiero, Chile es el país más próspero de América Latina, pero al compararlo con su verdadera competencia "no se ve bien". Chile, ilustró, ha caído desde 1998 del lugar 23 en competitividad al 28, mientras Corea, Malasia o Sudáfrica le ganan terreno.
"Chile todavía está agradeciendo al público los aplausos recibidos por sus reformas macroeconómicas, pero no ha decidido cuál es su segundo acto", ilustró el experto.
La solución, dijo, está en la microeconomía. "La autopista desde el aeropuerto no es suficiente... Sólo las empresas crean riqueza... No vamos a tener éxito sólo con políticas macroeconómicas... La productividad laboral se está hundiendo", fueron algunas de las consignas con que arengó a una audiencia que le escuchó durante cuatro horas.
Porter aseguró que este es un "momento importante para pensar en Chile y cuál será su estrategia", en una referencia explícita a las elecciones y a un contexto externo favorable. La principal preocupación de Porter, que es consejero del Informe Global de Competitividad, es el lento crecimiento de la productividad (el rendimiento por hora trabajada).
Al final de su exposición enunció tres propuestas. La primera y más importante es mejorar la educación que, al mismo tiempo, mejora la productividad de la economía y reduce las desigualdades. Luego abogó por la creación de encadenamientos productivos sectoriales (clusters) entre empresas, gobierno, universidades y asociaciones que añadan valor a sectores productivos como el vino o la acuicultura. Finalmente, dijo que Chile tiene que diseñar una política hacia sus vecinos.
"Este es un momento peligroso, porque se puede malinterpretar la coyuntura" generado por los altos precios del cobre, dijo, y estimó que Chile debería estar creciendo al 8%. "Las naciones compiten por cuál ofrece el mejor ambiente para hacer negocios...y hay que elegir líderes que tomen buenas decisiones económicas", resumió sin mencionar a ningún candidato.

Fecha: 30-06-2005Medio: La Tercera Sección: Negocios